El tema de la guerra con el indio ha sido y es un tema apasionante ya que, desde muy diversos enfoques se ha pretendido defender, atacar o justificar a los unos y los otros. Según la perspectiva o interés de los historiadores que abordaron el tema, se ha querido también reducir la cuestión a una simple lucha por la posesión del ganado o resaltar la acción gubemativa en favor de una clase privilegiada, los ganaderos. Esto último puede ser de aplicación para el siglo XIX pero difícilmente puede serlo en el anterior. Si bien es cierto que hubo en el siglo XVIII ganaderos de gran prestigio e influencia, también es cierto que el gremio de los hacendados no tenía en su conjunto un gran peso económico en el Buenos Aires de entonces. Además de la protección a los habitantes de la campaña el Cabildo buscaba asegurar el abasto en cantidad y precio a la ciudad de Buenos Aires y simultáneamente defender los caminos. En los últimos tiempos, estudiosos de nuevas generaciones’ han visto la frontera desde la perspectiva socioeconómica y cultural, mostrando nuevos aspectos del asunto que revelan la multiplicidad de relaciones que existieron entre los dos sectores en pugna, dejando en claro que la guerra, si bien fue el aspecto más visible de las mismas, no fue el único. Hubo, eso si, un paralelismo casi necesario entre expansión ganadera, ocupación de mayores áreas territoriales por parte del blanco, la intensificación de la acción bélica del indio respondida por otra del gobiemo encaminada, al menos desde mediados del siglo XVIII y hasta la década de 1870, sino a evitarla, al menos a paliar sus efectos. Puede asi observarse que a cada período de incremento de la ganaderia, correspondía otro de avance de la frontera y de acciones militares consecuentes a aquella.
Se graduó en historia en la Universidad Nacional de La Plata y alcanzó el doctorado en la Universidad de Madrid en 1934. Fue profesor de historia en el Colegio Secundario de Señoritas de la Universidad de La Plata y director de Lectura de Textos Históricos en la misma Universidad. Alcanzó el título de Profesror titular de Historia Americana Contemporánea en 1941, y en 1945 fue vicedecano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Posteriormente se radicó en Buenos Aires y fue profesor en la Universidad de Buenos Aires. En 1955 fundó la revista Honoria. En 1962 fue nombrado director del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, y en 1984 del Archivo General de la Nación. En 1976 fue nombrado presidente de la Academia Nacional de la Historia de la República Argentina, ocupando ese cargo hasta su fallecimiento en 1988. Contribuyó activamente en distintas publicaciones históricas, en particular en la prestigiosa y popular revista Todo es Historia. Falleció en 1988. Estaba casado con Georgelina M. Tizio, con quien tuvo dos hijos, Guillermo Mariano Barba, nacido en 1940 y Fernando Enrique Barba, nacido en 1942, que también es historiador. Una calle de la ciudad de Rosario (Argentina) lleva su nombre.
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