
El siglo XXI consolida, acelera, la transformación del capitalismo del siglo XX que surgió tras la caída del Estado de bienestar y el Muro de Berlín, consagrando al Neoliberalismo -un sistema que hace por lo menos 50 años se ha configurado como hegemónico, al menos, en la percepción de lo que llamamos Occidente. Ese Neoliberalismo que ha ido invadiendo todas las dimensiones de lo vivo y de la vida en común incluyendo, por supuesto, la educación, no sólo en sus prácticas, en sus instituciones, sino también en la narrativa respecto de ella, el sentido social que le asignamos, su subordinación, como el resto de las cuestiones que hacen a la vida comunitaria, a la razón financiarizada del mercado. En consecuencia, todo se mercantiliza, «se monetiza»: las relaciones humanas- incluyendo las pedagógicas- los cuerpos, la escuela, los contenidos en el «ecosistema mediático digital» (Di Croce, V. 2024).
Cátedra Procesos Políticos e Históricos en Educación

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